El monasterio de Moldovita forma parte del conjunto de Iglesias pintadas, Patrimonio de la Humanidad según la Unesco.
Protegido por un recinto de murallas de más de un metro de espesor y cinco de altura, sigue el patrón que Esteban el Grande diseñó para proteger este tipo de centros religiosos.
Al igual que el resto de templos de la región de Bucovina, la belleza emana de los frescos que decoran el exterior de la iglesia, coloristas y vivos, que reflejan escenas bíblicas e históricas, funcionando como evangelizador visual.
Los trabajos de restauración han permitido recuperar parte de los frescos, que se encontraban deteriorados por la erosión de la intemperie. Los de la parte norte que escenificaban la vida de la Virgen o de San Nicolás están bastante dañados, mientras que por contra los del sur cuya temática es el árbol de Asaí o el Himno de la Virgen María mantienen las tonalidades ocres y azuladas que los hicieron célebres.
En el interior de la iglesia queda patente la grandiosidad del arte rumano. El Juicio Final ocupa gran parte de la representación pictórica, siendo la cúpula un «lienzo» donde las formas arquitectónicas moldean los cuerpos pintados al fresco.
Si tenemos alojamiento en Suceava podemos emprender una ruta de los monasterios pintados recorriendo los de Arbore, Humor, Suceavita y el propio de Moldovita: