Bazna

Iglesia fortificada de Bazna
Iglesia fortificada de Bazna

La población termal de Bazna en la meseta de Târnavelor se encuentra en la región de Transilvania, al norte de Sibiu, y a apenas 16 km de la segunda ciudad de la zona, Medias.

Aldea  sajona y de población tradicionalmente alemana, poco a poco ha ido perdiendo la influencia germánica en su población, pero su historia y costumbres nos hablan de una relación muy estrecha con el mundo sajón.

Bazna presenta testimonios neolíticos como los hallados en Lempes, donde aparecieron fragmentos de cerámicas pintadas, y piezas de bronce de la Edad de Hierro en forma de puntas de flecha escitas, que demostraban asentamientos estables desde época antigua.

Los primeros testimonios escritos aparecen en 1271, cuando el rey Esteban V sellaba una transacción con un tal Greava Bozouch de los Inok (pueblos valacos turcos) de la aldea de Bazna. En el siglo XVIII ya se aprecia la calidad de sus aguas minerales en un tratado de Rudolf Rothens, titulado Memorabilae Europae. Los beneficios de sus aguas termales ya comienzan desde entonces a atraer a gente, modernizándose hasta el spa que podemos visitar hoy en día.

Qué ver en Bazna

Además de la visita a los centros termales, conviene extender el itinerario a Bazna para conocer la iglesia evangélica luterana medieval (XIV), con sus campanas góticas.

Otro de los monumentos importantes es la iglesia fortificada con empalizadas que defendía en la ciudadela a los campesinos que se encerraban en el recinto circular ante los ataques. Actualmente los muros que la defendían están rebajados, ya que inicialmente se elevaban a los 8 metros.

El parque de Bazna guarda otro punto de interés, se trata del obelisco conmemorativo que honra a los rumanos caídos en la segunda guerra mundial.