Bistrita

Vista de Bistrita
Vista de Bistrita

La ubicación de Bistrita a los pies de los montes Bargau ha permitido históricamente ser ciudad de paso entre las regiones de Transilvania y Bucovina, a través del  paso de Pasul Tihuta. Los testimonios neolíticos ya atestiguan ese tránsito de comunidades, que se asentaron aqui. Actualmente los recursos ganaderos, agrícolas y de explotación de madera soportan su economía.

Bistrita emergió como un punto en el mapa de Rumanía gracias al éxito de la novela de Bram Stoker, y es que aquí ubicaba el ficticio castillo del conde Drácula, visitado por Jonathan Harker, que se alojaba en el Hotelul Coroana de Aur, que si bien no existía, dio nombre a un hotel aprovechando el tirón turístico iniciado en los años setenta y ochenta.

Bistrita es una de las ciudades más importantes del país, especialmente del norte de Rumanía. Colonizada por comunidades sajones que se establecieron a partir del año 1206, Bistrita (entonces llamada Villa Bistiche) se convirtió en un núcleo comercial de primer orden durante la edad media. Su nombre fue cambiando, Civitas Bysterce, Bistritz, o Siebenbürgens, como lo denominaban los habitantes de origen alemán.

Qué ver

En el siglo XIV la ciudad fue fortificada con muros defensivos que contaban con 18 torres y bastiones circundando el perímetro urbano. Este sistema de protección fue sin embargo dañado por las tropas austriacas en 1602. y dos siglos después, la corte imperial de Viena ordeno destruir las puertas de la ciudadela, lo que significó un cambio brusco de la fisonomía medieval de Bistrita. De hecho, hoy en día, los vestigios medievales son casas de mercaderes del siglo XV y XVI (el conjunto de casas conocido como Sugalete), y algunos restos de las murallas  en las calles Kogalniceanu y Teodoroiuque (cerca del parque), nos aportan parte de la atmósfera de la vieja Bistrita. La única torre preservada (torre de los toneleros) que consta de tres niveles acoge hoy al museo de máscaras y marionetas, la Galeria de Masti si Papusi.

Casas medievales de Sugalete
Casas medievales de Sugalete

Otro de los museos destacados es el municipal (Muzeul Judetean, en el Blvd. General Grigore Balan 19), ubicado en un edificio histórico, y que ofrece secciones de arqueología, historia y como no etnografía popular rumana (formada a partir de temáticas sajonas, rumanas y húngaras). Destaca la armadura micénica del siglo XIV a.C., cerámicas armas y utensilios del yacimiento de Fantanele.

La iglesia (biserica) luterana de la Piata Unirii, es de estilo gótico, del siglo XV-XVI, con aportes renacentistas que se añadieron un siglo después por Petrus Italus de Lugano. El interior está totalmente restaurado con unas líneas barrocas y algunos murales conservados en los muros, pertenecientes al siglo XIV; además de un órgano de más de 500 años. La torre del reloj alcanza los 76 metros (es la iglesia de piedra más alta de Rumanía), siendo fácilmente divisable desde toda la ciudad.

La otra iglesia reseñable es la ortodoxa, en Piata Unirii, de 1270, también gótica con elementos barrocos, y con frescos en el exterior.

El último punto destacado para visitar es la Casa Argintarului, residencia de uno de los más renombrados joyeros de Bistrita, y prohombre de la ciudad en la Edad Media, cuya riqueza sirvió para patrocinar la obra arquitectónica de Petrus Italus da Lugano. Hoy se ha convertido en escuela de arte, música, folclore y danza.

Qué ver cerca de Bistrita

No lejos de la ciudad están los poblados sajones de Dumitra (Mettersdorf) y Tarpiu (Treppen), cuyas iglesias y casas pintadas nos permiten acercarnos a una realidad poco alterada aún hoy en día. Al sir de Bistria, los pueblos de Lechinta (Lechnitz) y Herina (Monchsdorf) mantienen iglesias sajonas del siglo XIII de gran belleza. Lechinta es también conocida por sus vinos, cuyas cepas dan un vino muy apreciado que se puede probar en las bodegas locales.

Otra opción pintoresca es moverse en coche hasta el valle de Bargau, al que se accede desde Bistrita en carretera en dirección a los monasterios de pintados de Bucovina. La naturaleza se combina con pequeños pueblos como Livazele, Josenii Bargaului, o Prundu Bargaului, donde el turismo aún no ha llegado, algo que permite conocer a la gente y sus tradiciones, a sus constumbres y productos locales.

Los aeropuertos más cercanos a Bistrita son el de Targu Mures (TGM), Cluj Napoca (CLJ), Baia Mare (BAY)  y Suceava (SCV).

Fiestas en Bistrita

A lo largo de todo el año se van celebrando eventos y fiestas de diversa índole, que van desde el espectro folclórico y de preservación de las tradiciones, a lo puramente cultural, gastronómico o deportivo.

En febrero comienza el Festival del invierno, y el Dragobete, el día de los enamorados en San Valentín. amenizado con bailes y con mercadillos. Según se acerca la entrada de la primavera y los días se alargan los habitantes de Bistrita se hacen todavía más participativos, como lo demuestra el “Blow Music 2013”, donde aficionados cantan en un concurso musical para buscar el artista en su interior. En marzo también se desarrolla el Ostermarkt, un mercado que perpetúa la cocina tradicional de influencia sajona húngara y alemana. Durante su celebración podemos degustar platos típicos que nos calentarán el cuerpo para sobrellevar la aún fría primavera.

Vista aerea de Bistrita en el norte de Transilvania.

Más adelante, en abril, atletas llegados de muchos sitios participan en el memorial Gabriela Szabo, una carrera que honra la trayectoria de la deportista olímpica rumana, ciudadana de honor de Bistrita. Ese mismo mes, como en el resto del mundo se lleva a cabo el día internacional de la Tierra, con propuestas para la conservación del medio ambiente.

En mayo hay varias citas como el día del trabajador con conciertos en el bosque de Schullerwald o el festival Besztercei Majalis, característico de la comunidad húngara, donde se degustan los tradicionales Gulas y los Csardas de Transilvania.

Con la llegada del verano se toma la ciudad, como durante el Festival Medieval que evoca el pasado histórico de Bistrita; o el evento musical Rusalii / Pfingstfest. En julio llega el festival de folclore “Nunta Zamfirei”, con actuaciones de grupos de otros países, mientras que en agosto, durante «los días de Bistrita» la ciudad celebra las fiestas más importantes con numerosos conciertos, exposiciones y como no todo regado de platos de la gastronomía local. Ese mismo mes el Festival Gitano muestra las peculiaridades de esta etnia intentando acercar al resto de rumanos a sus tradiciones. El final del verano se viste con el festival “Toamna Bistriţeană”, momento en el que los agricultores enseñan las bonanzas de los cultivos orgánicos. Otras citas son el festival musical «Mihail Warga», o la feria de turismo.

En otoño hay festivales de teatro como el «Liviu Rebreanu” o de folclore, «Bistrita Folk”, para acabar el año con el ”Eternity Roots”.